Teoría
del final feliz
Gustavo Martín Garzo
Puede decirse que el
final feliz era una exigencia común a todos los cuentos tradicionales. Cuentos,
es verdad, que escuchaban con gusto los mayores, pero que estaban pensados para
ser contados a los niños, y los hermanos Grimm los reescriben con ese propósito
esencial. Y ésa es una razón más que suficiente para que tengan que terminar
bien. Dado que lo que quiere el adulto cuando cuenta cuentos a los niños es
informarles acerca del mundo, y de los peligros que pueden encontrarse en él,
pero sobre todo tranquilizarles, llevar a ese mundo siempre extremado, que es
el mundo de la infancia, un poco de serenidad y mesura.
Pero el final feliz no
comporta sólo una opción moral, sino algo que es aún más importante, una opción
amorosa. Un cuento es una guarida, un nido. Y lo que los padres están
ofreciendo a los niños cuando se los cuentan no es sólo una enseñanza acerca
del mundo, sino un lugar de sosiego, de cobijo, al amparo de la desgracia. Lo
sorprendente es cuando pensamos en los materiales con que están hechas las
paredes de esa casa. Crímenes horribles,
traiciones, cuerpos fragmentados, rastros de sangre, se alternan con pájaros de
oro, facultades envidiables, alianzas insospechadas, vuelcos inauditos del
corazón. Porque ésta es la maravilla de los cuentos, no nos engañan acerca de
cómo es el mundo. Ofrecen al niño un cobijo, pero sin impedirle la
contemplación de la realidad contradictoria y desnuda. Por eso los
psicoanalistas los aconsejan. Según ellos, en los cuentos de hadas se
dramatizan los conflictos básicos del ser humano, en su fase de crecimiento, y
ésta es la razón de que los niños deban escucharlos. Verán reflejados los
grandes dramas de su corazón y aprenderán a elaborar estrategias para superarlos.
También descubrirán que tales conflictos no son privativos suyos, sino que son
propios de todos los hombres. Es decir, podrán sentir celos espantosos, o
deseos homicidas, sin sentirse condenados por ello a un destino de
monstruosidad y daño, porque como se nos dice en los cuentos el problema no es
lo que nos pasa, sino lo que somos capaces de hacer con lo que nos pasa. Desde
esta perspectiva el final feliz tendría una función integradora, el acceso a
una unidad de conciencia superior, donde esos conflictos quedan superados, o al
menos dejan de dañar.
Fragmento tomado de: “Teoría
del final feliz”. CLIJ , Nº 113, Año
12. Febrero 1999.
Gustavo Martín Garzo.
Escritor español. Premio Nacional de Literatura 1994, Premio Nadal de Novela.
1 comentario:
Estupendo. Me gustó. Roxy
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