Las consideraciones anotadas hasta este momento nos dan la certeza de las remotas fuentes en que se ha nutrido la imaginación de los hombres para la creación de cuentos, pero ellas resultan insuficientes para la ubicación que, dentro de la historia literaria, corresponde al género que nos ocupa. Para lograrla haremos una referencia acerca del significado del vocablo cuento; y luego realizaremos una rápida incursión por las principales recopilaciones que aunque no fueron hechas para niños, llevan el germen -a veces hasta el argumento. de lo que más tarde serían cuentos infantiles.
"Cuento -en general- es la narración de lo sucedido o de lo que se supone sucedido" (8), nos dice Juan Valera, definición que admite dos posibilidades aplicables al fondo y a la forma: cuento sería la narración de algo acontecido o imaginado; la narración expuesta oralmente o por escrito, en verso o en prosa.
En efecto -y seguimos de cerca al escritor español- en épocas primitivas, cuando todavía no se conocía la escritura, los hombres se transmitían sus observaciones, impresiones o recuerdos, por vía oral; cuento era entonces lo que se narraba, de ahí la relación entre contar y hablar (fabular, fablar, hablar) porque como no siempre lo contado era lo verdadero, a la par que contaban, fabulaban, es decir, al hablar dejaban en libertad su imaginación.
Esto no fue totalmente intencional, pues en el origen de los relatos existe un ansia de explicación del mundo; sólo más tarde se elaboraron consciente y premeditadamente para agradar o para educar.
Fragmento tomado del libro: El cuento en la literatura infantil y juvenil. (1962). Buenos Aires: Editorial Kapelusz.