La flor del olivar
Carmen Lyra
Costa Rica
Este era un rey que tenía tres hijos. El mayor se llamaba Pedro, el del medio Juan y el menorcito José.
Estando el rey a punto de quedar ciego mandó a buscar al médico.
Se procuró la flor por todas partes, pero no pudieron hallarla.
El rey estaba desesperado, cuando en esto Pedro se le acercó y le dijo:
_Taita, déme mi herencia, que yo voy a buscarla.
Así fue: recibió lo que le tocaba y cogió su camino.
Cuando ya había andado un buen trecho, se encontró con una viejita que le pidió una limosna por el amor de Dios. Pedro no se volteó siquiera a mirarla y continuó andando. Pasaron los tiempos y Pedro no regresaba; en tanto, Su Sacarría Majestad(1) continuaba agravándose. Entonces Juan pidió también su herencia y se fue a buscar la flor del olivar. Encontró, asimismo, a la viejita, a quien tampoco socorrió y siguió inútilmente adelante. Como el tiempo pasaba y los dos mayores no volvían, José dijo al rey:_Taita, écheme la bendición que yo voy a rodar tierras por ver si consigo la flor.
El rey, con lágrimas en los ojos, lo bendijo y le dio un morral con avío para que comiera en el camino. En el trayecto se le apareció la anciana, demandándole una limosna. José se detuvo. Le dio de comer y le preguntó por la flor. Entonces ella le contestó:
_¡Ande, buen hijo! Coja por ese camino y en el alto de aquel cerro la encontrará.
José, muy contento, abrazó a la viejita y echó a andar hacia el cerro. Llegó allá, cortó la única que había y tomó el camino de regreso. Cuando ya había caminado un tanto, se encontró con sus hermanos que, tristes y derrotados, volvían al palacio del rey. Pedro y Juan, al ver a José con la preciosa flor, determinaron matarlo para quitársela. Así lo hicieron, y para que no quedaran huellas del crimen, enterraron el cadáver a la orilla del camino. Tomaron la flor y se la llevaron al padre, quien recuperó la vista e hizo grandes festejos para celebrar su curación.
De los cabellos de José nació una macolla de carrizo, cuyos cálamos azotados por el viento producían este canto lastimero:
Mis hermanos me han matado
por la flor del olivar.
Un pastor que pasaba por allí oyó la voz, y admirado por tan extraño fenómeno cortó una caña e hizo una flauta con ella; la sopló y entonces brotó la siguiente canción:
Pastorero, no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me han matado
por la flor del olivar.
Corrió por todas partes la nueva de la flauta encantada, hasta que llegó a saberlo el rey. Éste, lleno de curiosidad, hizo traer al pastor y le pidió su instrumento maravilloso para ver si era verdad lo que contaba la gente. Lo tocó, y entonces la flauta cantó:
Padre mío, no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me han matado
por la flor del olivar.
Su Sacarría Majestad, lleno de ira, hizo encarcelar a los asesinos y fue con el pastor al lugar donde estaba la macolla de carrizo; cavaron el suelo y encontraron el cuerpo de José, quien resucitó y volvió al palacio en compañía de su padre, donde todos fueron muy felices.
(1) Corrupción de Sacra y Real Majestad.
Texto tomado de Cabalgata con el sol (1955). Asociación de Mujeres de las Naciones Unidas. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
1 comentario:
La flor del Olivar, es un cuento costarricense. Del libro, "Los cuentos de mi tía panchita" por Carmen Lyra, emitido en 1920.
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